martes, 14 de abril de 2009

ANALISIS DE LA SITUACION FISCAL ACTUAL A PARTIR DE LA CRISIS MUNDIAL

Colombia se halla, al lado de Brasil, Chile, México y Perú, en una posición de estabilidad macro y microeconómica, fiscal, bancaria y cambiaria que envidian en otras zonas del globo. Pero no está blindada ni podría estarlo frente al tamaño de los rokets con que dispara la crisis financiera internacional. Pretenderlo imitaría la vana soberbia que llevó a creer que al Titanic no lo hundiría ni Dios. Yace en el fondo del mar como un llamado a la humildad y al permanente buen cuidado de nuestras empresas más preciadas. Hoy, pues, debemos tratar de avistar los posibles icebergs en las aguas procelosas que navegamos.En ese contexto, Colombia se juega sus propias cartas. Después de décadas de abandono por parte de la inversión extranjera, gracias a la fatídica y bien cumplida tarea del terrorismo local, el país ha recuperado buena parte del terreno perdido.Las nuevas inversiones productivas provenientes del exterior llegaron a cifras que se habían conocido hacía cerca de veinte años y el número de turistas que llegó al país en 2007 fue, al fin, ligeramente superior al registrado 27 años atrás, en 1980. El crecimiento de la economía en los tres últimos años, entre el 5 y 8%, volvió a niveles que sólo se habían visto en las décadas de los setenta y ochenta.Al igual que el resto del mundo, nos habíamos diseñado una política económica de mediano plazo basada en el concepto de que las bonanzas tienen tiempos indefinidos.De golpe nos encontramos que la situación del entorno cambió y que a pesar del mejoramiento de nuestras condiciones internas, la inversión extranjera ya no vendrá en los volúmenes necesarios porque está atendiendo urgencias propias en sus países de origen. El país nacional reclama medidas rápidas y efectivas que permitan enfrentar con éxito una crisis que ya asoma sus orejas para la gente del común. El gobierno, igual que los del resto del mundo, ha puesto en marcha, con cierta improvisación, mecanismos que son más paliativos que estructurales y que buscan, más que otra cosa, sondear la magnitud del problema. Como una variedad del trajinado sistema de ensayo y error, solo que esta vez es en medio de una carrera contra el tiempo, en medio de una expectativa social y política como pocas veces se han dado.

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